¿Let It Be?

Han pasado dos meses y medio desde que dejamos a Jim Morrison bailando en su tumba de Père-Lachaise al ritmo de Måneskin la noche en la que el grupo italiano ganó el Festival de Eurovisión.

Aquella no pretendía ser la última entrada de la historia de Viniland. Pero es cierto que era un buen final para esta serie que rozaba ya las mil entregas: el mito del rock que da paso a la nueva esperanza, en un mundo en el que la música parece haber dejado de ser importante.

No es la primera vez que Viniland se queda en el limbo. La razón de este regreso ha sido la misma que las anteriores: los datos indican que durante estos meses ha habido gente al otro lado. Es estupendo descubrir que en nuestra ausencia hubo quien siguió compartiendo la música que dejamos escrita.

Solo por eso merece la pena regresar, aunque sea por última vez, y no dejar las cosas como están. Llegaremos a los mil números de Viniland y luego ya veremos. Y el próximo día hablaremos del «Let It Be» de 2021. Gracias por leer y por escuchar.

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