Cuenta la leyenda que Red Garland se enfrentó en su juventud a Sugar Ray Robinson. De aquel combate no queda constancia en las crónicas, pero sabemos que después Red decidió dedicarse a la música. No sabemos si el boxeo perdió un prometedor púgil, pero está claro que el jazz ganó uno de sus pianistas más brillantes.
A Miles Davis le encantaba el boxeo -dedicó un álbum entero a honrar a Jack Johnson- y seguramente le haría gracia la historia del combate con Robinson. Lo cierto es que Red Garland pasó a formar parte a mediados de los cincuenta del mejor quinteto de la historia a las órdenes de Miles.
El piano de Garland figura en algunos de las mejores obras de Miles Davis: los cuatro gerundios («Cookin'», «Relaxin'», «Workin'» y «Steamin'») y el debut con el sello Columbia, «‘Round About Midnight».
Miles presumía de ser un jefe tan bueno que sus músicos aprendían con él a dirigir sus propios grupos. Garland no fue una excepción y pronto empezó a firmar sus propios discos, acompañado por el contrabajista del Miles Davis Quintet, Paul Chambers.
Dice mi amigo Jesús Manso, que es un especialista en boxeo y un aficionado a la buena música, que Red Garland llama la atención por la limpieza de su sonido.
Para apreciar ese toque cristalino recomendamos dos de sus mejores álbumes con el sello Prestige y formación de trío: «Red Garland’s Piano» y «Goovy». Son discos que demuestran que, por fortuna, Red salió de aquel combate de boxeo de su juventud con sus manos de oro intactas.