
Cuando se decretó el confinamiento, el compositor más exitoso de la historia de la música moderna se encerró en su estudio. Sir James Paul McCartney, de 78 años, encendió las luces y se sentó al piano. Al poco estaba grabando un nuevo álbum. Casi sin darse cuenta.
¿Una entrañable sucesión de versiones de los Beatles, Wings y su carrera en solitario? Nada de eso. «McCartney III» sigue la estela inconformista y experimental de sus predecesores. Medio siglo después del comienzo de la saga, aquel «McCartney» con el que Paul anunció la separación de los Beatles y desconcertó al mundo; y cuatro décadas desde que liquidara a los Wings entre sintetizadores con «McCartney II».
«McCartney III» es un álbum estupendo. Uno de los mejores de los que hemos disfrutado en este año de mierda, pero de discos maravillosos. La creatividad eterna de Paul nos deja además un mensaje: no nos conformemos con esta realidad. Siempre contaremos con la música para poderla cambiar.