Los chicos de Madness exhibían en sus vídeos y sesiones fotográficas una imagen de tipos chalados. Pero detrás de tanta locura escondían una máquina de hacer éxitos: más de una veintena en apenas una década.
Los ochenta fueron años prodigiosos para Madness en los que los Nutty Boys construyeron su leyenda con mucha diversión y grandes canciones.
Si ponemos en fila los éxitos de Madness hay muy pocos grupos que puedan seguirles el paso. Hablamos de temazos como «My Girl», «It Must Be Love» o -una de mis canciones favoritas de toda mi vida- «Our House».
Suggs, el carismático cantante del grupo, confesaba recientemente en una entrevista no saber exactamente qué significa la categoría de «tesoro nacional» que en el Reino Unido se otorga a una de sus bandas más brillantes -y más británicas- de la historia del pop nacional.
Un tesoro es, desde luego, «Total Madness», el doble recopilatorio publicado en un precioso vinilo rojo con el material esencial del grupo. Pocas semanas después de su publicación es ya una apreciada pieza de coleccionista. Un locura total para los vinilistas por su contenido, aunque también por su -exagerado- precio.