Es probable que algunas de las sombras que Bowie veía moverse a lo largo del Muro en sus noches berlinesas hayan acabado refugiadas en Space Hall. Una inesperada cueva de varias salas de profundidad que atesora filas interminables de vinilos. Jorge nos guió hasta allí.
Ahí estaba el álbum. «Recorded at Hansa by The Wall. Berlin». El segundo de la célebre trilogía que Bowie creó durante su residencia en aquella ciudad partida entonces por la mitad.
El Muro es ahora una galería de arte longitudinal, llena de imágenes que me hicieron pensar, sentir y volar. Las sombras se liberaron hace tiempo. Pero ya digo que es probable que frecuenten las salas de Space Hall, donde cuelga descuidado un cartel con la portada de «Heroes».
El vinilo color pizarra que encontré allí llegó sano y salvo. Ahora, mientras lo escucho de nuevo, después de un viaje inolvidable, me pregunto qué fue de los héroes «por un día» de los que hablaba Bowie; de los amantes separados por el hormigón y las balas que inspiraron su canción.
VINILAND 