Una canción puede convertirse en un álbum de fotos, en un cuaderno de viaje, en una colección de sentimientos. Y, aunque la canción sea la misma, hay páginas nuevas entre sus notas.
Un camino de arena, una puesta de sol en una playa negra, el sonido del mar, guitarras, señales de humo y nubes que corren por el cielo. El mismo sitio, el mismo lugar. Pero siempre es distinto.
«Someone, Somewhere In Summertime». Suena estupendamente en la reedición en vinilo de «New Gold Dream», el más lírico de los discos de Simple Minds. Todavía estoy allí.