Tomorrow Never Knows

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Entonces John le dijo a George Martin que quería que en esa canción su voz sonara como el Dalai Lama cantando en lo alto de una colina del Tíbet. Martin respondió a John que ir al Tíbet para grabar la canción resultaría un poco caro, que intentarían lograr ese efecto allí mismo, en Abbey Road.  Y puso a prueba al nuevo ingeniero de sonido, un chico de 19 años llamado Geoff Emerick.

Vaya si lo lograron. Hace cincuenta años, más o menos por estas fechas, los Beatles grabaron «Tomorrow Never Knows» e inauguraron una nueva era: la de la música creada en el estudio de grabación.

Fue la primera canción registrada en las sesiones de «Revolver» -mi disco favorito- y medio siglo después sigue siendo objeto de inspiración y admiración. Compuesta sobre un único acorde, el texto procede de la lectura que Lennon hizo de la adaptación psicodélica del «Libro tibetano de los muertos». Loops, voces y guitarras reproducidas al revés, un sinfín de efectos…El resultado fue fabuloso: la fantasía tomó el poder.

 

 

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