Divertidos, entrañables y combativos, los británicos Housemartins alegraron la segunda mitad de los años ochenta con un par de álbumes estupendos.
Llegaron en 1986 con un single irresistible: «Happy Hour» tenía una efervescencia contagiosa. Y un vídeo genial. El tema abrió las puertas a su primer LP, que hacía mención a la rivalidad de dos equipos menores del fútbol inglés: «London 0, Hull 4». Los Housemartins eran del Hull, naturalmente.
Con su aspecto de buenos chicos, mezclaban el ideario de la izquierda clásica y el cristianismo. Con inspiración divina grabaron a cappella «Caravan Of Love», un viejo tema de Isley-Jasper-Isley, y lo llevaron a lo más alto de las listas a finales de 1986.
Todo sucedió deprisa en la fabulosa carrera de los Housemartins. Unos meses después publicaron su segundo álbum, «The People Who Grinned Themselves To Death». Otra vez guitarras seductoras y textos de incisiva crítica social. Lobos con piel de cordero.
Y un puñado de canciones para recordar. Fueron las últimas, después de eso ya no hubo más. Se fueron por donde habían venido dejando un excelente recuerdo.
¿Qué fue de ellos? El cantante Paul Heaton fundó The Beautiful South, un grupo más que interesante. Más inesperada fue la transformación del bajista Norman Cook en el célebre DJ Fatboy Slim, gurú de las pistas de baile de fin de siglo. Quién lo hubiera dicho.