Cuando en 1994 publicó su primer álbum en solitario, Elliott Smith todavía formaba parte de un interesante grupo indie llamado Heatmiser.
Pero las canciones de «Roman Candle» son de una soledad conmovedora. Elliott las grabó todas sin más compañía que la de su guitarra, en un estudio de cuatro pistas, encerrado en un sótano.
Un ejercicio de desnudez artística por el que planea el fantasma de Nick Drake. Y que tiene cierto carácter premonitorio: se adivina ya el enorme talento de Elliott, aunque tal vez también el oscuro camino que tomaría su vida.
La inspiración que acompaña a nuestro héroe en su debut no es extensible a los títulos de las canciones. De los nueve temas, cuatro se titulan «No Name 1», «No Name 2», «No Name 3» y «No Name 4». La primera de esta serie es fabulosa.
El sello Domino tuvo la gran idea de editar «Roman Candle» en vinilo hace cinco años. En Viniland no nos cansamos de escucharlo.