
Es uno de los mejores retratos de Ella Fitzgerald, aunque a Picasso no le llevó mucho tiempo hacerlo. Y encima lo dibujó sin haber llegado a conocer a Ella, quien declinó un encuentro con el artista en la Costa Azul argumentando que esa tarde tenía que «zurcirse las medias». El episodio está relatado en la biografía que Ted Hershorn escribió sobre Norman Granz, gran patrón del jazz , mentor de Ella Fitzgerald y amigo íntimo de Picasso.
El dibujo que Picasso dedicó a Ella -fechado 28 de mayo de 1970- sirvió para ilustrar los carteles de algunos de los conciertos que nuestra cantante favorita ofreció junto al guitarrista Joe Pass, con quien grabó hasta tres álbumes en la fase crepuscular de la prodigiosa carrera.
Estos discos fueron publicado por Pablo, el sello al que Norman Granz puso el nombre de su amigo Picasso, quien diseñó el logo de la compañía.

Los discos de Ella con Joe Pass -íntimos, delicados, minimalistas- no han sido reeditados y son difíciles de encontrar. Pero hace poco encontré una copia bastante buena de «Fitzgerald & Pass…Again» en La Metralleta, la tienda madrileña cuya fama entre los vinilistas es más que merecida.
Mientras escribo estas líneas llega la medianoche, que es un gran momento para escuchar a Ella & Joe con una copa de vino.