Cualquiera que haya buceado en la rica memoria musical italiana habrá quedado deslumbrado por el legado de Lucio Battisti. Nadie como él representa la evolución de las clásicas melodías de los sesenta hacia territorios hasta entonces inexplorados.
Las canciones de Battisti han servido de guía para varias generaciones de cantautores italianos. Cuenta la leyenda que además despertaron la admiración de figuras fundamentales de la música del siglo XX, como Paul McCartney y David Bowie. Y del gran público, claro.
Lucio Battisti y su socio, el letrista Mogol, firmaron una lista de imprescindibles del pop europeo entre mediados de los sesenta y los setenta. Sorprende comprobar la vigencia de esos temas en el ideario musical italiano. Y la persistencia de los hallazgos que alcanzaron.
Para acercarse al gran mito musical italiano, nada mejor que «Lucio Battisti Masters», un triple vinilo obtenido a partir de las cintas originales, que recorre con sentido todo el fabuloso legado de un artista que murió oculto del mundo, en septiembre hará veinte años. Hacía tiempo que sus canciones se le habían escapado de las manos para pasar a formar parte de la memoria colectiva.