Teníamos grandes esperanzas en «Songs of Experience». Habíamos escuchado «You’re the Best Thing About Me» y pensábamos que U2 podría publicar un disco a la altura de su leyenda, tras el patinazo de «Songs of Innocence».
Nada de eso. Después de una primera y extenuante escucha -el disco se nos hizo eterno-, «Songs of Experience» nos ha parecido un monumento a la mediocridad. Tan irritante -o más- que su antecesor. U2 ha perdido por completo su rumbo artístico.
El disco es una colección de canciones indignas de la historia de U2, machacadas por una producción vulgar, que incluye todos los lugares comunes posibles, incluidos los insoportables coritos de grada -oe, ooo…- y hasta el autotune. Un espanto.
Puede que U2 siga llenando estadios de todo el mundo, pero ¿cuántas canciones de sus dos últimos discos podrán incluir en su repertorio?
Para los que crecimos en paralelo a la leyenda de U2 resulta desolador comprobar que el grupo que marcaba el camino -«Joshua Tree», «Achtung Baby»- ahora se dedica a enseñarnos fotos de sus hijos y a seguir las tendencias más superficiales en busca de una capa de modernidad que en realidad no necesitaban.