Cuando la bossa nova salvó a Sinatra

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Definitivamente los tiempos habían cambiado para Frank Sinatra en 1967. El rock and roll llevaba más de  una década de reinado -no, no era un estilo pasajero, Frank- y el cantante conocido como la Voz empezaba a ser visto en el negocio del espectáculo como una gloria del pasado.

Sinatra necesitaba agarrarse a alguna moda sin perder su estilo. Frank no fue el primero ni de lejos en subirse al carro de la bossa nova, un estilo que había desembarcado en los Estados Unidos cinco años antes. Pero su asociación con el gran Antonio Carlos Jobim fue providencial.

Juntos mezclaron temas célebres de Jobim -la inevitable «The Girl From Ipanema» abre la lista- con clásicos del American Songbook -la inmortal «Change Partners», por ejemplo-; y lo batieron todo a ritmo de bossa nova. Sofisticado y con estilo.

Contaron con la inestimable ayuda de Claus Ogerman, que escribió unos arreglos de altura, y del percusionista Dom-Um Romao, que marcó el compás adecuado de aquel experimento. Sinatra decía que no había cantado «tan suave» desde que tuvo laringitis.

Frank lo consiguió: volvió a captar el interés del gran público con «Francis Albert Sinatra & Antonio Carlos Jobim»,  su mejor álbum de toda la década. El disco acaba de ser reeditado ahora en vinilo y medio siglo después sigue siendo una delicia.

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