Al Jarreau tenía una voz fabulosamente personal y una técnica vocal que le permitía fusionarse con instrumentos y géneros sin perder la personalidad.
El gran público le recuerda por la canción de la serie de los ochenta «Moonlighting» («Luz de luna»). Pero veinte años antes había debutado con un gran disco grabado en el Studio Four Rock de Illinois. Tal vez el único de puro jazz de toda su carrera.
El álbum, llamado simplemente «1965» -el año de su grabación-, reapareció milagrosamente en el mercado del vinilo recientemente. Todo un descubrimiento.
Volver a escuchar esta colección de clásicos interpretados con el estilo ya inconfundible de Al Jarreau es nuestro homenaje al artista que acaba de dejarnos.