Paul Simon sabe que a estas alturas no escribirá una canción como «Bridge Over Troubled Water». Y ni siquiera lo intenta, porque no le interesa. Gracias a eso, uno de los mejores compositores norteamericanos del siglo XX ha firmado uno de los discos más interesantes de 2016.
«Stranger To Stranger» ha supuesto el reencuentro de Simon con un viejo amigo, el productor Roy Halee, con quien trabajó en la época en la que formaba parte del dúo más famoso del mundo. Pero el álbum dista mucho de ser un ejercicio de nostalgia.
Paul prosigue la búsqueda de ritmos. Algunos recuerdas a la época de «Graceland» o de «The Rythm Of The Saints». Otros son nuevos hallazgos en su carrera, como aquellos que proceden del flamenco.
«Stranger To Stranger» suena brillante, incluso innovador. A sus 77 años, Paul Simon se resiste a darse por vencido y descansar entre la descomunal obra creada solo o en compañía de Art Garfunkel. Qué bendición.