Recluido en su propio reino, Prince no dejó de hacer música hasta su último aliento. Es cierto que sus discos ya no despertaban las emociones de antaño. Pero seguía siendo una estrella.
El rey de Paisley Park hacía tiempo que no entregaba al mundo un álbum a la altura de su leyenda. Puede que el personaje se acabara tragando al músico que una vez fue conocido como Prince.
Aislado en su mundo, tal vez llegó a olvidar sus grandes aportaciones a la música moderna: los discos de los ochenta que le valieron la categoría de genio a uno de las estrellas más megalómanas y narcisistas de la historia del rock.
Inquieto e inconformista, Prince no era un tipo que volviera la cabeza. Hoy lo hacen sus fans para encontrar todas aquellas canciones con las que se construyó el reino de Paisley Park.