Olga Albizu puso el color a la bossa nova a través de sus cuadros, elegidos para ilustrar las portadas de los discos fundamentales del género editados en los años sesenta por el sello Verve.
La pintora puertorriqueña (1924-2005), maestra del arte abstracto, es autora de la imagen de uno de los álbumes que llevaron la bossa nova de Brasil al resto del mundo: el imprescindible «Jazz Samba» que el saxofonista Stan Getz y el guitarrista Charlie Byrd grabaron en Nueva York en 1962.
El disco, que incluía algunos de los clásicos del género, como «Desafinado», tuvo una secuela, «Jazz Samba Encore¡», un año después. Esta vez Getz se asoció con tres brasileños: el genial Antonio Carlos Jobim, el guitarrista Luiz Bonfa y la cantante María Toledo. La portada, esta vez en tonos azules, volvía a llevar la firma de Olga Albizu.
Pero el éxito planetario llegó en 1964, con el álbum que Getz grabó con el padre de la bossa nova, Joao Gilberto, de nuevo con la colaboración de Jobim. «Getz/Gilberto» empezaba con la que llegaría a ser una de las canciones más célebres de la historia de la música. «Garota de Ipanema», de la que Jobim era coautor, se transformó en «The Girl From Ipanema» después de que a las estrofas originales en portugués cantadas por Joao en portugués se añadieran otras en inglés interpretadas para la ocasión por su mujer, Astrud.
Nunca antes un disco de jazz se había colocado tan arriba en las listas. El álbum llevaba de nuevo en su portada una pintura de Olga Albizu, que ese mismo año dejó muestra de su talento en 0tro disco del sello Verve: «Trio 64», del pianista Bill Evans.
Para disfrutar del sonido de la bossa nova y las imágenes de Olga Albizu de estos discos maravillosos es imprescindible el vinilo. Aunque, incomprensiblemente, el comienzo de esta serie, «Jazz Samba», espera aún una buena reedición.