Vinilos en la cocina

En Viniland hemos preparado hoy unas recetas de gastronomía musical para los más diversos paladares. Un menú en el que los platos giran a 33 revoluciones por minuto antes de llegar a vuestra mesa.

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MÚSICA PARA GOURMETS.- «Cookin’ With The Miles Davis Quintet» es probablemente el álbum más citado de Viniland. Comienza con una deliciosa versión de «My Funny Valentine» digna del mejor gusto. Esa música inspira al más torpe de los cocineros.

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LO CRUDO Y LO COCIDO.- Parece el nombre de un tratado culinario, pero era el título del disco que llevó a la fama a un grupo con el que uno no se sentaría tranquilo a la mesa, Fine Young Cannibals. «The Raw & The Cooke» sonaba muy moderno en 1989.

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LA COMIDA MÁS IMPORTANTE DEL DIA.- Eso pensaba Supertramp del desayuno, al que dedicaron el título  de su álbum más celebre, «Breakfast In America». Y para demostrarlo se fotografiaron en la contraportada del disco poniéndose ciegos a tortitas, huevos, tostadas, zumos y café.

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MEJOR VEGETARIANOS.- Los Beatles tuvieron la ocurrencia de posar para la portada de uno de sus discos estadounidenses -«Yesterday and Today»- disfrazados de carniceros, acompañados por trozos de carne cruda y muñecas despiezadas. La horrible portada fue sustituida tras una primera tirada. Los ejemplares con la foto original valen una fortuna entre los coleccionistas de vinilos. Paul se convertiría más tarde en el vegetariano más famoso del mundo.

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The Smiths llevó el ejemplo de Macca hasta el extremo y tituló su segundo álbum «Meat Is Murder» («La carnes es crimen»).

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Pero para vegetarianos, Los Vegetales, que llevaron una zanahoria a la portada de su único álbum, el póstumo «Canciones desde la tumba». En la contraportada aparece una berenjena.

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NO DEJES COCINAR A LOS STONES.- «Let It Bleed» era un gran álbum, pero la tarta que salía en la portada no tenía buena pinta, la verdad.

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Tampoco era muy apetitosa la «Sopa de cabeza de cabra» («Goat’s Head Soup») que los Stones nos ofrecían en su LP de 1973.

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Y asqueroso de verdad era el contenido que asomaba de la lata de la portada de la versión española de «Sticky Fingers» (1971). La cubierta original -la de los pantalones apretados- fue censurada y sustituida por una imagen mucho más perturbadora. La estupidez de la censura no tenía límites. La edición española es una pieza de coleccionista.

Por cierto, los Guns N’ Roses no tienen ni idea de cocinar pasta. Ningún italiano se dignaría a probar los spaghetti de la portada de su disco de 1993 («The Spaghetti Incident?»).

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Y DE POSTRE, FRUTA.- Fruta tropical que disparaba los sentidos de nuestra admirada Kate Bush en «Eat The Music»: papayas, guavas, bananas, mangos…Todo un festín.

 

 

 

 

 

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