Cálidas armonías, guitarras doradas, The Byrds volaron hasta lo más alto del cielo de los años sesenta, que en aquella época era un paraíso musical.
En su viaje del folk a la psicodelia, dieron una nueva dimensión a las canciones ajenas, en especial a las de Dylan: las llevaron a encabezar las listas de éxitos en versiones eléctricas, a lomos de la inolvidable Rickenbacker de doce cuerdas de Roger McGuinn.
Y aportaron clásicos como «I´ll Feel A Whole Lot Better», firmada de Gene Clark, quien además tejía unas armonías vocales junto a David Crosby y McGuinn con las que el grupo dejó su sello.
En dos años sumaron una colección increíble de temas. La crónica de aquella exhibición es «The Byrds Greatest Hits», una espléndida puerta de entrada al universo de un grupo capaz de codearse con los Beatles, los Stones y los Beach Boys de la época.
El álbum tiene una buena reedición en vinilo de Friday Music. Resulta esencial para disfrutar de un grupo cuyo vuelo ha iluminado muchos otros desde entonces.