Elogio del soul celta

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A comienzos de los ochenta, un tipo llamado Kevin Rowland tuvo la ocurrencia de mezclar los violines de la música celta con las trompetas del soul.

Ocurrente era también el nombre de su grupo: Dexys Midnight Runners (DMR, a partir de ahora, por abreviar). Aquel experimento no hubiera pasado de ser una extravagancia, pero Rowland y los DMR encontraron las canciones adecuadas para explotar aquella fórmula.

Y en 1984 publicaron el sensacional «Too Rye Ay», un álbum deslumbrante. Comenzaba con todo un manifiesto, «The Celtic Soul Brothers», y se cerraba con el éxito por el que pasarían a la historia, «Come On Eileen». Escucharlo en vinilo en la reedición de Back To Black es una gozada.

Rowland y los DMR se disfrazaban de desharrapados para repartir la energía desbordante de su repertorio por los escenarios. Vivieron momentos de gloria y luego se fueron a dar un baño. Rowland probó otras fórmulas, pero aquella del soul celta fue su mejor idea con diferencia.

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