Hay un disco para cada momento. Cada uno tiene los suyos. Cada disco tiene su historia y cada historia tiene su disco. Bandas sonoras de nuestros días. Canciones de los momentos. Momentos cargados de música.
«Nashville» (2004), de Josh Rouse, tiene sus surcos llenos de arena de la playa, puestas de sol, olas rompiendo contra las rocas. Es una lectura subjetiva de un disco estupendo. Pero cada vez que lo pongo vuelvo a escuchar la sintonía de una escapada lejana. No puedo evitarlo: nos volvemos a fugar.
Me encantan los vinilos que cuentan historias. Y me gustaría que leyeras mi historia de «Nashville». Porque sabrás de qué estoy hablando.
Si no has escuchado este disco, prueba a hacerlo la próxima vez que te alejes de todo esto y conduzcas sin prisa hacia una puesta de sol. Aquí tienes diez canciones para una aventura. Y, si te acuerdas, mándanos una postal a Viniland.