Cuando fue fichado por Columbia, Miles Davis tenía una cuenta pendiente con Prestige. Debía entregar unos cuantos discos para liberarse del contrato. Pura rutina: entrar en el estudio y grabar unos estándares que se sabía de memoria.
¿Rutina? Nada de eso. En un par de sesiones, en mayo y octubre de 1956, Miles Davis grabó 24 temas ¡en una sola toma! que forman parte de los más dorado de la historia del jazz.
Contaba con un grupo de ensueño. Había reunido un quinteto insuperable con John Coltrane, en el saxo tenor, Red Garland, al piano, Paul Chambers, al contrabajo, y Philly Joe Jones, a la batería.
La crónica de aquellas prodigiosas sesiones está contada en cuatro discos que Prestige espació entre 1957, año en el que se disolvió aquel quinteto, y 1961: «Cookin´», «Relaxin´», «Steamin´» y «Workin».
Las portadas de los dos primeros son auténticas obras de arte. Las reediciones en vinilo de Prestige tienen un sonido fantástico. Pueden encontrarse en otras ediciones, pero la diferencia es notable.
Los cuatro «gerundios» muestran al quinteto en un asombroso estado de gracia, incapaz de sucumbir a la rutina. Un portento.
Pero cuando se publicaron estos discos, Miles Davis ya estaba muy lejos de allí, ocupado en conquistar nuevos territorios para la música.