Nunca, en toda su carrera, Dylan había cantado tan bien como en «Desire».
Sombrero, cuello de piel, pañuelo anudado, Bob ¡sonríe! de perfil entre los árboles, adivinando su destino en el horizonte. Es la portada de su álbum de 1976. Con este disco, Dylan regresó a los espacios abiertos después de la introspección de «Blood On The Tracks».
«Desire» tiene un toque bohemio, que recorre de lado a lado el sonido del violín y está acompañado de cálidas voces femeninas. La época es el comienzo de las largas giras a las que Dylan se abonaría después sin descanso.
Encabezado por el reivindicativo «Hurricane», el álbum prosigue con una de las grandes joyas ocultas del repertorio de Dylan: «Isis». Y luego un largo viaje a Mozambique…
Nunca, en toda su carrera, Dylan volvió a cantar tan bien como aquí. Un misterio.